Dictadores

Dictadores

El Acantilado

Por Frank Dikötter

Formato: EPUB  
Disponibilidad: Descarga inmediata

Sinopsis

A ningún dictador le bastan el miedo y la violencia para gobernar: estas estrategias pueden resultar indispensables para alcanzar el poder e incluso para mantenerlo durante un tiempo, pero no suelen ser efectivas a largo plazo. La paradoja del dictador moderno es que debe crear la ilusión del respaldo popular, pues sólo un tirano cuyo gobierno es capaz de inspirar idolatría en el pueblo conseguirá perpetuarse. En «Dictadores», Frank Dikötter examina ocho de los cultos a la personalidad más efectivos del siglo xx: aquellos que, mediante estrategias que van desde los desfiles militares coreografiados al detalle hasta el establecimiento de una férrea censura, fueron plenamente conscientes de la imagen que querían proyectar y fomentar. Este penetrante y oportuno ensayo analiza cómo se funda, afianza y perpetúa el culto a la personalidad, ayudándonos a identificarlo en algunos líderes mundiales de la actualidad y situándolo donde pertenece, en el corazón de la tiranía. «Una obra interesante que muestra la vulnerabilidad y manejabilidad de la mentalidad popular». Jorge Vilches, La Razón «El lector español podrá comprobar que el interés del libro aumenta según avanza su lectura pues, si bien todos los cuadros descriptivos son impecables, los primeros, dedicados a Mussolini, Hitler, Stalin y Mao no ofrecen tantos alicientes como los dedicados a autócratas menos conocidos por estos lares, como Kim Il-sung, Duvalier, Ceaucescu y Mengistu». Rafael Núñez Florencio, El Cultural «La esencia de esta nueva y formidable obra del gran historiador holandés Frank Dikötter tiene que ver tanto con la metodología que usa alguien para ejercer un poder dictatorial, como con el resultado previsto, crudo e indisimulado, criminal. Proyectado hacia el futuro, el presente y el pasado, mediante la maquinaria del culto a la personalidad, el dictador, el tirano, se hacen eternos». Manuel Lucena Giraldo, ABC Cultural «Una anatomía del autoritarismo tan concisa como mordaz». The New Yorker

Frank Dikötter